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Causas internas de lesión o intrínsecas

Causas de lesiónnoviembre 7, 2016Javier_Castello

Causas internas de lesión

Causas internas de lesión o lesiones intrínsecas

RESUMEN:

  • Las causas internas de lesión son motivadas por la realización de una actividad para la que no se está preparado. Son 4:

  • Las causas físicas son falta de fuerza o desequilibrio de fuerzas.

  • Las causas neurológicas cuando no hay una buena coordinación muscular.

  • Las causas psicológicas ocurren cuando se tiene miedo o inseguridad en el movimiento.

  • Las causas genéticas son las limitaciones del ser humano como especie.

Artículo completo:

Las causas internas de lesión o intrínsecas son aquellas que no dependen de un agente externo (causas extrínsecas) sino que se las provoca el mismo individuo. Siempre son debidas a que la persona realiza una actividad para la que no está preparada. El motivo puede ser físico, neuronal, psicológico o genético.

Desgranemos las causas:

CAUSAS FÍSICAS


Es una falta de fuerza física o un desequilibrio de fuerzas.
– Falta de fuerza:
Aunque parezca mentira, aunque te falte fuerza, tu cuerpo es capaz de buscar apaños para hacer un movimiento. Recluta músculos encargados de otras tareas pero que pueden ayudar, aunque provoque un exceso de tensión y torsiones potencialmente lesivas. Será un movimiento mal hecho, por  lo que el riesgo de lesión es muy alto. Para entenderlo debemos tener en cuenta que hay 2 tipos de músculos: los movilizadores y los estabilizadores.
Músculo movilizador

Músculo movilizador, poliarticular

Los movilizadores son los músculos encargados de los grandes movimientos. Son los responsables de nuestra fuerza. Son más largos y superficiales que los estabilizadores vecinos y atraviesan más de una articulación (poliarticulares). Ser más largos les impide que protejan la articulación, están demasiado lejos. Por contra tiene más brazo de palanca para poder desarrollar más fuerza. Así pues, es muy efectivo para realizar actividades, sobretodo pesadas. Pero muy poco efectivo para proteger y guiar a la articulación. Estos músculos deben ser fuertes y elásticos para responder a las exigencias de nuestra actividad sin romperse.

Músculo estabilizador

Músculos estabilizadores

Caso contrario es el de los estabilizadores. Es una musculatura más corta, atraviesa una sola articulación (monoarticulares) y es menos superficial. Se relaciona de una forma más íntima con la articulación llegando a «abrazarla» en sus capas más profundas. Gracias a esta cualidad evita que la articulación se luxe o se descentre guiándola, la protege. Esa es su misión, y para ello deben activarse velozmente (antes incluso de que se inicie el movimiento) y con precisión. De lo contrario la articulación podría desplazarse fuera de su eje durante el movimiento aumentando el riesgo de lesión (luxaciones, inestabilidades….). Si los planos articulares no son estables, además, bailarán produciendo mayor roce y desgaste articular (artrosis).

 

Para cumplir su misión la musculatura estabilizadora tiene la capacidad de contraerse largo rato sin agotarse (fibras tipo I). La musculatura movilizadora en cambio puede realizar movimientos muy rápidos y potentes pero no aguanta una contracción mantenida (fibras tipo II), pues su fisiología no está preparada para eso. Más abajo en «causas genéticas» entenderás por qué.

 

– Desequilibrio de fuerzas:
Es cuando no tiene la misma capacidad de trabajo nuestra musculatura anterior y la posterior, derecha e izquierda o superior e inferior. Si nuestra rutina diaria solicita mucho más una musculatura que su antagonista esto provocará un desequilibrio postural. Acabaremos con acortamientos y rigidez de los músculos más fuertes. Por contra los débiles lucharán todo el día contra una fuerza que no pueden vencer. Irremediablemente se provocará agotamiento y contracturas.
Un ejemplo de desequilibrio de fuerzas sería un tenista. Al ser el tenis un deporte asimétrico se tiene tendencia a reforzar mucho más el lado dominante. Ese desequilibrio  conllevará más lesiones. Estas se previenen haciendo ejercicios compensatorios en gimnasio para trabajar el otro lado y así equilibrar fuerzas.
 
CAUSAS NEUROLÓGICAS


El sistema nervioso central (SNC) decide como realizar cada movimiento. Elije qué musculatura activar y cual inhibir. Cuanto más entrenado se está en ese movimiento más eficiente será. Es decir, el SNC aprende como realizar mejor el movimiento, y lo hará cada vez con menos esfuerzo. Es lo que se conoce como práctica.  Por ejemplo: un jugador de baloncesto practica muchas veces el tiro al aro para automatizar el movimiento, disminuir el esfuerzo y mejorar su puntería.

 

Es difícil diferenciar las causas físicas de las neurológicas pues unas intentan compensar a las otras.

 

* Ejemplo de problema neurológico compensado por el físico:
Si algún músculo estabilizador está débil o tiene dolor se pondrán en marcha los músculos movilizadores que puedan hacer esa función (el cuerpo usa los recursos de que dispone). Pese a que, por su situación, están en desventaja mecánica para esa tarea. Llamamos desventaja mecánica cuando un músculo no está en la situación idónea para una actividad.

 

Para entender lo que es la desventaja mecánica de este caso coge dos palos por los extremos y mantén los 2 extremos contrarios a 1 centímetro de distancia sin que se muevan. Es muy difícil verdad? Ahora coge los palos por esos extremos y junta las manos hasta que se toquen, verás que sin tanta concentración consigues mantener los 2 extremos quietos y estables. Cuando el movilizador hace la tarea del estabilizador, además de la suya, no descansará (recuerda: son fibras tipo II) y acabará con contracturas y sobrecargas.  Este es el caso en que un problema neurológico de control es compensado por el físico que acabará también lesionándose.

 

Es como si en vez de un buen jardinero que cuide el jardín se contrata a un albañil, un médico y un relojero para que además de su trabajo se encarguen de las plantas. El resultado será un trozo de campo mal cuidado y 3 trabajadores cansados de hacer el trabajo de otro.

 

* Ejemplo de problema físico que se compensa a nivel neurológico:
El Sistema Nervioso Central (SNC) elige para cada movimiento los músculos que los más adecuados. Si no encuentra una vía buscará otra para lograr su objetivo. Un ejemplo sería ver a un padre levantando a su hijo llevando la cabeza hacia atrás y levantando más el hombro derecho que el izquierdo porque no tiene suficiente fuerza en los brazos. A eso se le llamamos compensaciones. En este caso una falta de fuerza física es compensada neurológicamente reclutando otros músculos para realizar ese trabajo (el cuerpo usa todo lo que tiene). Y si un lado es más fuerte que otro cargará más ese lado provocando desequilibrios. El cuerpo aprende a moverse mal para alcanzar sus objetivos.

 

De ahí surgen los dolores por un mal movimiento, las contracturas de un músculo sobresolicitado, los bloqueos articulares, las hipermovilidades, malas posturas…
 
CAUSAS PSICOLÓGICAS


Un factor muy influyente a la hora de hacer un mal movimiento o una sobrecompensación es el miedo a hacernos daño o el miedo a no tener fuerza suficiente para realizar un determinado movimiento.

 

Si creemos que no tendremos fuerza, equilibrio o aptitud para realizar una actividad no la haremos correctamente. Estaremos en tensión. Es cuando decimos «no me veo capaz de…». Por supuesto nuestros movimientos no serán tan fluidos, equilibrados y armoniosos si no nos sentimos seguros. Por eso es bueno sentirse ágil y seguro de uno mismo.

 

También podemos sentir miedo a la recaída en algún dolor. Si un día te levantas con unas pequeñas molestias en el cuello pero nunca has sufrido una cervicalgia (dolor de cuello). Pero si una vez sufriste dolor cervical insoportable y con mareos y al levantarte notas unas pequeñas molestias te pondrás en guardia. Probablemente el miedo te haga tensar más el cuello para protegerlo y consigas el efecto contrario: una contractura que no se relaja porque se retroalimenta (el dolor provoca tensión y esa tensión es la responsable del dolor). Además estarás todo el tiempo comprobando si ese dolor sigue ahí y repetirás ese movimiento que te provoca dolor una y otra vez para ver si se te ha pasado. Con esa conducta lo único que conseguirás será irritar todavía más el cuello y perpetuar el problema.
 
CAUSAS GENÉTICAS


Nuestra genética determina que fuerzas son naturales en nosotros y cuales no. No podemos colgarnos de una rama tanto tiempo como un gorila ni podemos levantar 50 kg con el dorso de nuestras manos, aunque sí que podemos con las palmas. Así pues si pretendemos hacer actividades para las que no estamos genéticamente preparados lo más probable es que nos lesionemos. Por ejemplo: nuestra genética no nos preparó para estar 8 horas al día sentados delante de un ordenador ni ninguna de las actividades estáticas y mantenidas de propias de nuestra era industrial.

 

Nuestro cuerpo necesita moverse. Es lo que esperan nuestros músculos, articulaciones, nervios, tendones, vísceras… Y necesita moverse bien. La sangre se mueve a través del músculo ayudada por su la contracción-relajación del mismo. El músculo es como una esponja, cuando se contrae se vacía de sangre, y cuando se relaja deja que la sangre arterial vuelva a entrar. De esta manera se asegura un aporte energético continuo.

 

Cuando un músculo mantiene una contracción por mucho tiempo (sobretodo si es movilizador (fibras tipo II), como hemos visto anteriormente) dificulta la entrada de sangre oxigenada. Eso provoca una hipoxia (falta de oxígeno) y como consecuencia se sufrirá el típico dolor de contractura «como si me estuvieran clavando un cuchillo». Las fibras tipo I son capaces de aguantar una contracción durante más tiempo, aunque éste no es ilimitado,  y puede acabar como las tipo II.

 

Pero si no se contrae tampoco se renovarán los nutrientes. Al igual que el corazón, necesita sacar la sangre usada para que entre nueva.  Por eso la falta de actividad no nos beneficia.

 

Al cartílago articular le ocurre algo parecido pues se nutre por imbibición del líquido sinovial. Esto es porque en la descompresión se hincha como una esponja bañada en agua y en la compresión se vacía nutriéndose. Necesitamos estos dos movimientos para evitar la artrosis (desgaste articular) y mantener unos cartílagos «blancos» sanos y «turgentes».

 

Por ejemplo que una persona sedentaria levante 50 kg (física), con una mala técnica (neuronal), con miedo a hacerse daño (psicología) y si encima pretende hacerlo con los dedos del pie (genética) el cóctel está servido.
Conclusiones :
– Un buen ejercicio debe preparar a tu cuerpo en estas 4 esferas.
– Si estás entrenado para evitar estos 4 fallos, será muy difícil lesionarte.
– Cada deporte debería tener en cuenta estos principios en los entrenamientos.
– Para tu vida diaria es recomendable el entreno funcional, ya que busca prepararte para las posibles actividades a las que te tengas que enfrentar en tu vida.
– Una buena preparación te evitará lesiones.
Etiquetas: causas internas de lesión, conceptos de fisioterapia, Entrenamiento funcional, fisioterapia

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